miércoles, 28 de julio de 2021

28 de julio en la villa de Quipán

 

¡Viva la patria! ¡Viva la libertad! ¡Viva la independencia!

Los aplausos eran fuertes y las vivas se escuchaban en la plaza de Quipán aquel 28 de julio de 1974. La proclama venía desde el balcón de la antigua Casa Comunal emulando la gesta libertaria de 1821.

    Mi abuelo Ismael, maestro y Director de la Escuela N° 20281, dentro del programa cívico escolar, había preparado la escenificación de la proclama de la independencia de don José de San Martín acompañado de la Junta de Notables de la Ciudad de Lima, con motivo de conmemorarse un aniversario más de nuestra independencia.

    Los preparativos para tal escenificación se hicieron con la anticipación debida, para ello contaba con los estudiantes del aula de Quinto año de Primaria, pero estando cercano el día, algo ocurrió que se hizo el cambio de todo el elenco actoral. Recuerdo que llegó a la casa algo apresurado y muy serio me indicó que tenía que prepararme porque debía representar al libertador. A pesar de mi corta de edad, lo consideré un honor y tomé muy en serio mi papel, recuerdo que me paraba en el balcón de la casa y practicaba la postura y las frases libertarias. Llenó más mi alegría la decisión de incluir en el elenco protagónico a todos los de mi aula y a los de grados inferiores entre los que se encontraba mi hermano Edgardo, designando los papeles principales a mis amigos: Lalo, Delfín, Dionicio, Javier, entre otros.

    Llegó el día 28, y después de cambiarnos y vestirnos para la ocasión, nos dirigimos a la plaza, donde hicimos la representación de la firma del Acta de la Independencia para luego, con la prestancia del caso, proceder a la proclamación de la independencia. El balcón de la Casa Comunal, ambientado para la ocasión, era el lugar elegido desde donde Don José de San Martín con sus botas negras, pantalón blanco, saco azul y empuñando la bandera de la libertad proclamaba: “El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende. ¡Viva la patria! ¡Viva la libertad! ¡Viva la independencia!”. A su lado los notables de la ciudad de Lima.

    Un detalle tras bastidores, que pasó inadvertido para los pobladores, fue el de colocar una silla para poder elevarme y pueda ser visto desde la explanada.

    Culminada la proclama dimos una vuelta por toda la plaza entre los aplausos de los presentes, luego a caballo nos dirigirnos a la escuela. Y así pudimos cumplir con nuestro deber cívico patriótico en un día de fiesta nacional. Por cierto, no podía faltar la foto del recuerdo que hoy, 48 años después, exalta la memoria de nuestras vivencias en la Villa de Quipán.

                                                                  Augusto Ismael Zavala Osorio


Danza Los Abuelitos De Quipán - MINCETUR

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